Con la ilusión que da el Kun no se juega
Javier Aguirre empieza a conocer la idiosincrasia del equipo al que le ha tocado en suerte entrenar. Le ha costado algunos meses, pero ha terminado por entender que el Atlético tiene unas exigencias de club grande y que hay mucha frustración acumulada en la paciente afición. Renunciar como ha hecho hasta ahora a la titularidad de nuestro fichaje estrella era despreciar esos anhelos que anidan en el interior de muchos aficionados rojiblancos porque algún día volvamos a ser lo que fuimos. Hay mucha ansiedad acumulada para ser comprensivos con el argumento utilizado por el técnico mexicano de que había que cuidar a Agüero dejándolo de salida siempre en el banquillo. Desde el primer momento muchos defendimos la tesis de que sólo jugando, podría acelerar su adaptación a nuestro fútbol. También un jovencísimo Fernando Torres se ha curtido a base de patadas y partidos. Muchos partidos en Primera y lo que es peor, en Segunda División.
Lo realmente lastimoso para el Atlético es que el hecho de que Agüero sea titular no vaya aparejado ni a goles y ni tan siquiera a espectáculo. La endeblez de nuestras bandas y la ausencia de un mediapunta solvente, hacen que el Kun rinda muy por debajo de sus posibilidades. Aún así, preferimos que juegue siempre. Mientras él está en el césped sabemos que todo es posible, que en cualquier momento algo bueno puede suceder. Eso es ilusión. Una ilusión que Aguirre no nos podía seguir hurtando.