Vivir para contarla
Seguro que el maestro García Márquez me perdonará la apropiación del título de sus memorias porque la verdad es que me viene que ni pintado para describir lo que me pasa por la cabeza cuando acudo a dar una conferencia, participar en una mesa redonda, presentar uno de nuestros documentales o cualquier otro tipo de encuentros con público. Siempre he pensado que estas actividades culturales son una parte más -y en absoluto de las menos importantes- de lo que hacemos. La posibilidad de compartir lo vivido, de mostrar imágenes y contar lo que detrás de ellas se esconde y las dota de sentido hace que volvamos a vivir esas aventuras y el placer que nos proporcionaron. Un amigo alpinista lo resume de una manera más sencilla y directa: lo mejor de las escaladas es cuando te reúnes con los colegas en torno a unas cañas para contarlas.
Probablemente hoy mismo un puñado de aventureros estarán contando sus experiencias en casas de cultura o salones de actos de pueblos y ciudades de España a un público emocionado que viajará con ellos durante un puñado de vivificantes minutos. Esta labor de difusión cultural se une a la que realizan los festivales de cine de montaña y aventura. Gracias al trabajo persistente de sus organizadores festivales y ciclos dedicados a la aventura como el de Torelló, Bilbao, Dalías, Santander o la joven semana de Moralzarzal, entre otras muchas, se han transformado en lugares de encuentro donde conocer en persona a grandes de la aventura e incluso donde tener noticia de publicaciones y proyectos sobre nuestra pasión común. La aventura se convierte en cultura, en foros donde compartir y aprender, algo especialmente estimulante años atrás, cuando España quedaba en una esquina de Europa y no era ni por asomo la potencia que es hoy en el mundo de la aventura. El trabajo de todos estos entusiastas consigue convertir una actividad deportiva en cultura que es lo que es realmente le da su verdadero carácter transformador a la aventura. Es este espacio de leyenda y mito, de narración de historias que ensalzan el valor, como el Quijote o la Odisea, lo que nos hace diferentes como seres humanos. Es el relato de aventuras, como dice Savater, el que "prepara al hombre para que haya algo que educar en en otro caso, bastará con amaestrarle". Como dijo el Nobel colombiano para justificar el título dado a su libro de memorias: "La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla".
Sebastián Álvaro es el director de Al Filo de lo Imposible de TVE.