Laberintos en el área y aprendizaje
El fichaje de Aduriz y la irrupción de Llorente hacían pensar que el relevo de Urzaiz estaba garantizado. En realidad, al tudelano no se le podrá suplir jamás, porque es singular. Con 35 años recién cumplidos, mantiene unas cualidades de las que carecen sus compañeros de ataque. Su poderío aéreo no lo tiene nadie en esta Liga, su capacidad de intimidación, pocos. Además, lo que aporta en estrategia en ambas porterías es aún irrechazable. Los jóvenes deben aún aprender de él cómo se sale de los laberintos del área, cómo se olfatea el centro. Sobre todo el riojano. Sarriugarte, que pretendió vivir sin Urzaiz, parece haber abierto ya los ojos. Sólo había que ponerle. Sin verle en el campo era imposible verificar su aporte.
No quiere decir que tanto Aduriz como Llorente puedan y deban rendir menos. Cada uno a su manera, son fundamentales. El guipuzcoano necesita serenidad, menos trabajo en balde, más aliento para llegar al área. No puede convertirse en un recadista. El goleador de Mestalla debe imponer su físico, esperar a la pelota enchufado y perfilado para salir en vertical, lo que mejor hace Villa. Sí, porque lo importante es ver la acción primero, reaccionar. Dicho todo esto. ¿Habrá un día en que los tres puedan jugar juntos en casa? No es una locura.