Yo no soy tonto, señor Capello

Eso es lo que muchos aficionados del Madrid parecen querer decirle a su entrenador, que no se chupan el dedo, que no son tontos. Hartos ya de que les pidan paciencia, ayer rompieron a silbar contra Emerson. Era una manera de pegarle la patada en el culo a Capello, entendiendo que es uno de sus protegidos. Además, es la mitad de ese doble pivote que tanto detesta el Bernabéu y, claro, acaba cobrando por todos los lados. Entendible es su rabia cuando no celebró el gol, aunque no disculpable. En medio de ese guirigay es difícil jugar. El pulso entre la idea futbolística de Fabio y el gusto del aficionado acaba desgastando a todos.

Lo peor es que con casi un cuarto de Liga consumido, cualquier equipo que se planta serio y con agresividad acaba desquiciando al Madrid. Basta con anular a Guti. Y ahí radica el problema. El club se ha reforzado en esa zona con dos jugadores de nula creatividad. Miras al banquillo y no hay recambios. Todas la variantes que se realizan en ataque y en las bandas son igual de nulas porque llegan pocos balones en condiciones. No olvidemos que la idea inicial de Calderón era fichar a Cesc y Kaká. ¿Mandó el mercado o Capello a la hora de desistir en esa idea? La conclusión es que ahora están empantanados.