Paquito, genio y figura

Cercedilla, Madrid, España entera está hoy con Paquito Fernández Ochoa. Paquito no es una familiaridad, es su nombre de guerra utilizado desde el cariño. Cariño que estos días recibe con más intensidad que nunca. Paquito siempre ha sido un hombre querido por su afabilidad; ahora que libra su última batalla, aún más. La afronta con gallardía, mirando de frente lo que se le echa encima. Quienes le veían hace unas semanas en el palco del Bernabéu, al que ya asistía en silla de ruedas, quedaban admirados de su entereza. Él era quien animaba a los amigos y no paraba de contarles chistes. Si él siempre ha sido un echao p'alante no iba a recular ahora. Menudo es Paquito. Para todos, de verdad, un ejemplo.

Hace 35 años comenzamos a saber de él. Campeón olímpico de esquí. Un campeón salido de Cercedilla, a los pies de Navacerrada, cuyas pistas son una broma comparadas con las de otros países. Pues en ellas creció y aprendió. Un poquito de técnica, mucho arrojo y a conquistar el mundo. Estoy convencido de que Paquito hubiera triunfado en cuanto se propusiera. ¡Si hasta de matar un novillo ha sido capaz! Ahora incluso ni el cáncer puede con él. Podrá con su cuerpo, pero no con su ánimo, que es lo que vale, lo que le convirtió en campeón y hombre polifacético de cordialidad suprema. Hoy, en Cercedilla, su pueblo, recibe el homenaje de cuantos queremos ser como Paquito, cabeza visible de una saga que ha hecho historia.