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El Tour perdería su credibilidad

Privar a Óscar Pereiro de su maillot amarillo sería una decisión absurda y una cacicada del Tour de Francia. Las carreras se disputan bajo la tutela de unos controles antidopaje y de unas reglas del juego. Si un vencedor da positivo en una etapa o en la general, el segundo pasa a ser el ganador. Siempre ha sido así. Y por muy Laurent Fignon o Raymond Poulidor que te llames, con todos mis respetos, sería un tremendo atropello. Me sorprende que esta medida la esté barajando precisamente el Tour, que es la carrera más seria y que puede presumir de haber aplicado siempre el reglamento a rajatabla. Si finalmente se consiguiera arrebatar la victoria a Pereiro, sus organizadores perderían para mí la credibilidad que tanto se han ganado.

Hay que ser justos y dejarse de cacicadas. A mí me parece que la clave de este asunto es que en Francia molesta mucho que el Tour lo gane un español. Pero nunca ha habido una competición sin vencedor, eso es algo absurdo. ¿Va a resultar entonces que correr el Tour de 2006 no ha servido para nada? Además, hay una cosa peor, porque otras informaciones apuntan a que los organizadores de la carrera tenía datos del laboratorio sobre el positivo de Floyd Landis dos días antes de que el pelotón llegara a París. Ya sé que el dopaje lleva sus procesos, pero hay que intentar acelerarlos para evitar injusticias. A Pereiro se le ha hecho mucho daño, porque se le ha quitado el privilegio de subir vestido de amarillo al podio de los Campos Elíseos.