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Regreso al pasado en el Calderón

El Atlético se desinfla. Las lesiones de Maxi, Petrov y Mista le han dejado alelado, con pinta de peleador groggy, sin juego y sin magia, sin fútbol. El medio campo acorazado que ha montado Aguirre con Luccin, Maniche y Costinha resistió a trancas y barrancas la prueba de Riazor, pero naufragó anoche en el Calderón ante el Levante. Y Aguirre lo cambió en el segundo tiempo para peor, porque precisamente quitó a Luccin, el que mejor saca el balón de los tres, Maniche lo conduce demasiado y Costinha está para destruir. Con ese centro del campo, el Niño y el Kun Agüero están condenados al fracaso, porque no les llegan balones en condiciones. Tanto el Kun como Torres se ven obligados a bajar demasiado atrás para poder participar en el juego.

S i el centro del campo no crea juego, y las bandas no existen, el panorama no puede ser más desolador. El Atlético no llegó con peligro en toda la noche. Nada de nada. Ni en las faltas, y eso que se había fichado a Pernía como el gran lanzador de la temporada pasada en el Getafe. En el Atlético le dan menos cancha pero cuando la tiene, tampoco lo aprovecha. Este equipo necesita aire fresco, gente joven que tire del carro. Visto lo de anoche, el Atlético corre el riesgo de volver a las andadas, al mal juego, a la depresión, al malditismo. Yo voy a seguir confiando en Javier Aguirre, que es un tío listo al que sobra sentido común y que debe demostrarlo ahora y poner los remedios para que lo de anoche se quede sólo en un accidente y no sea un regreso al pasado.