Aún quedan sus noches en vela
El día de autos, horas antes de confirmarse la sentencia de cinco millones de indemnización, Zubiaurre se fue al monte a las seis de la mañana porque no podía dormir. Allí, entre la caza y las setas, es donde mejor se ha evadido de su cruda realidad. Cuántas noches en vela, cuánto sufrimiento familiar en una pesadilla de 16 meses. El pésimo asesoramiento del futbolista, la imprudencia del Athletic y la escasa palabra de los anteriores dirigentes de la Real han dado cuerpo a un culebrón infame y cansino. Con decir que las luces de Ibaigane estuvieron encendidas hasta las cuatro de la madrugada para buscar una solución que aún no existe entre la directiva de Ana Urkijo y los asesores del lateral...
El suyo es un fichaje que ha quitado y quita el sueño, en el que el Athletic ejerce de segundo padre del chaval, en un callejón sin salida. ¿Se ha puesto alguien a pensar lo que pasaría si el club rojiblanco no se aviniese a llegar a un acuerdo, Zubiaurre se declarase insolvente y a Ibaigane no le quedase otro remedio que pasar por taquilla? ¿Haría ficha al jugador? Para evitar más lágrimas, que llegue el acuerdo. ¡Ah! Y que la Real, por humanidad, frene.