Carisma de puro güey mexicano
Se llama Javier Aguirre Onaindía, pero no se lleven a engaño. El Vasco es un purasangre mexicano, del mismito DF para más señas. Esta entrevista merece la pena por lo que dice y por cómo lo dice. Seguramente en una primera lectura se quedarán un poco a medias, despistados pero con ganas de más. Es un léxico que engancha, quizás debido a esa sucesión de insultos dichos como si fueran poesía (les diré que güey es tío y cheve, cerveza, lo demás se lo imaginarán solos). La primera vez que vi dos de mis películas preferidas, Amores perros e Y tú mamá también, ambas mexicanas, no me enteré de nada en la media hora inicial y, sin embargo, deseaba escuchar más. Con Aguirre me sucede lo mismo.
Esa capacidad para ganarse al oyente, sea futbolista o periodista, es la gran virtud del Vasco. Ha seducido a una plantilla que, salvo el paréntesis que supuso Pepe Murcia, abrió un abismo con todos los entrenadores anteriores. Y aquellos que, por principios, desconfiamos de los técnicos hemos bajado la guardia y cada día repetimos menos que debería haber fichado un creador. Aguirre es listo, muy listo. Dentro y fuera del campo. Lo demostró con el baño táctico que el dio a Capello y lo evidencia cada vez que abre la boca. Su discurso resulta impecable y cercano. Pero hasta ahora nada a favor de corriente. Llegarán días peores y si logra salir de ellos con su aura intacta, y creo que lo hará, el Atleti al fin tiene un líder. Dale güey.