Yo digo J. J. Santos

Una broma demasiado pesada

J.J.Santos
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En el rostro de Ramón Calderón se percibía una ira parecida a la de Florentino Pérez allá por el mes de febrero en Mallorca. Nada comparado con los gestos teatreros de Capello en la banda. ¡Menos gritos de sargento y más táctica de general, don Fabio! La culpa del italiano es grande por su pertinaz apuesta de jugar un fútbol rácano, pero eso no debe servir para tapar las miserias de unos jugadores que, en muchos casos, dan a entender que están acabados. Pese a estar en el mes de octubre, la sensación transmitida por el Real Madrid es la de un equipo agotado en el apartado de ideas, hastiado de fútbol y resignado a su suerte. Eso a final de la temporada y a diez puntos del líder, se entendería, pero ahora no se entiende.

Hice el ejercicio de ponerme en el pellejo de algunos futbolistas. ¿Qué piensa Van Nistelroy viendo que le llegó un balón en condiciones en todo el partido? ¿Con que ánimo salió Robinho sabiendo que es siempre el último de la fila en los cambios pese a sus continuas exhibiciones con Brasil? ¿Estaba Helguera preparado para jugar después de que le hayan robado hasta el dorsal? ¿Le sonaba a Casillas que el rival llegara con absoluta impunidad a su área? ¿Este es el proyecto que quería Mijatovic cuando convenció a Ramón Calderón de que sus contactos obrarían el milagro de darle la vuelta al calcetín y así arreglar una plantilla descompensada? Ayer en Getafe no solo Capello agotó su crédito...

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