Selección: mala suerte y algo más

La segunda parte fue de continuos codazos. El balón no quería entrar. Alguien que estaba junto a mí, con muchos años de fútbol, me decía: "La furia está en el bolsillo". Cambió de opinión cuando Puyol estuvo a punto de empatar y, justo después, llegó la sentencia sueca: "Arbitrucho, primero te comes un penalti y ahora te tragas un gol". Y es que el partido anduvo entre el atasco de la primera mitad, la falta de garra posterior y el infortunio final. Pero, además, desacierto en jugadores clave y torpeza de Luis. Puyol y Torres se cubrieron de gloria. Luego, el seleccionador apostó por dos jóvenes con futuro a los que el partido les vino grande: Puerta e Iniesta.

Lo más desalentador fue ver que el encuentro se presentó como lo había dibujado Luis, con un equipo cómodo dejando la iniciativa a España y esperando la contra. Pese a ello caímos en la trampa. Tuvimos la pelota y no supimos qué hacer con ella. Sabíamos de su fortaleza en el contragolpe pero no frenamos sus contados zarpazos. ¿De quién es la culpa? Pues un poco de todos. Esta Selección lleva dos años con problemas arriba. Villa no es suficiente. Tampoco benefició que las bandas las ocuparan Cesc y Angulo, ambos con tendencia a buscar el centro del campo. Una cosa tengo clara, con Raúl tampoco hubiéramos ganado el partido.