A falta de fútbol, hubo coraje

Haría bien en celebrar el empate el Madrid. Es de esas veces que uno sabe que el rival te ha perdonado, que te dejó escapar vivo... Pero hay que reconocer que, junto al miedo de Aguirre, contribuyó la garra de los de Capello. Tras los minutos de tanteo y el gol de Mista, Raúl y compañía se dieron cuenta de que eran inferiores y que tenían que remangarse. Y lo hicieron. El primero, el capitán. El problema es que de tanto correr, se les olvidó jugar al fútbol. De cuando en cuando se lo recordaba al colectivo y al banquillo Guti. El Atlético también se percató y por eso los tobillos del de Torrejón acabaron resquebrajados.

Y ante tanto temor, emergió la figura de Raúl. Era imprudente darle por jubilado, tanto como elevarle a los altares cuando ya no es el que era. Pero en una tarde propicia para los grandes, él lo fue. Eso tiene más mérito viendo las limitaciones de su equipo. Su latigazo en el gol del empate sirvió para que el Atlético terminara defendiendo con cuatro las acometidas de un solo punta. Preocupante, una vez más, los despistes en defensa de un conjunto que presuntamente defiende bien. Preocupante que Ramos no controle sus impulsos. Y decisivo Casillas, otra vez Casillas. Me da que Capello va a tener que pedir otros 50 días de paciencia.