Pizarrín, el enano conquistador
Con 26 años llegó a Madrid desde su Alicante natal. En su maleta de cartón había dos mudas y una camisa limpia. Era cuanto tenía, aparte de un título de entrenador de baloncesto obtenido por correspondencia. Once años después (1965) se proclamaba campeón de Europa con el Real Madrid. Y diez años más tarde, en pleno éxito, sorprendía a todos con su jubilación como técnico, dejando a Lolo Sáinz de heredero. En 13 temporadas había ganado 12 títulos de Liga, 11 de Copa y cuatro Copas de Europa. "Me salen los títulos por las orejas", declaró en este periódico. 'Hombre hecho a sí mismo', le habrían definido en Estados Unidos. 'Pizarrín, el enano saltarín', le llamaban los seguidores del Estudiantes'. Un enano que había conquistado Europa y había establecido una época de oro en el Real Madrid.
Mantenía siempre unido al equipo, a veces con él y a veces contra él', escribió de Ferrándiz el doctor Cristóbal Rodríguez, ex capitán madridista, un Carlos Jiménez de los años 70. Sí: Pedro (o Pedrusquete, otro apodo) manejaba genialmente la psicología, Odioso al competir, entrañable y divertido fuera. Cada año, en pleno fragor de la campaña, montaba una bacanal en Sepúlveda, a mesón cerrado, a la que acudía toda la plantilla, esposas o novias inclusive. Cordero, buen vino, vajilla destrozada para quemar estres... Y striptease de Pedro sobre la mesa, coreado por sus chicos. Al día siguiente, disciplina férrea.