El triunfo de un caballero del deporte
Frente al 'Ganar como sea' sacralizado en el deporte profesional, hay una alternativa casi olvidada: ganar con caballerosidad. Ya saben, aquello tan inglés y tan cursi del fair-play. Pienso que el éxito de Pepu y de la Selección ha calado hondo porque ha llegado por ese elegante camino. Nos ha entusiasmado por su mérito estrictamente deportivo y, a la vez, ha tocado nuestros corazones por el modo en que se alcanzó la cumbre, el comportamiento humano del equipo. 'Le felicito, señor Hernández, porque es usted un caballero dentro y fuera del deporte', piropeó ayer un aficionado al seleccionador.
Pepu ha ganado dos veces. Ha demostrado una maestría táctica impresionante, un profundo conocimiento del juego, y unos sólidos valores como persona, una gratísima filosofía deportiva. Antepone el cómo al qué. No le sirve ganar si esa victoria no es consecuencia de una suma de virtudes técnicas y humanas. Recuerdo que, tiempo atrás, alguien muy afín a la mentalidad pragmática del Tau (ojo: tan respetable como cualquier otra) censuró a Pepu por su 'falta de ambición' al frente del Estudiantes. Bien. Ahora tenemos la respuesta. No era falta de ambición, sino todo lo contrario. Lo que Pepu pretende no es sólo ganar (o 'ganar como sea'), sino alcanzar y merecer la victoria de forma modélica, con fuertes dosis de (cito sus propias palabras) "constancia, sacrificio, entusiasmo y generosidad". Y añadió: "El campeón que sólo tiene el éxito deportivo tiene poco para el resto de su vida".