Y Capello se bajó del burro
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Cuando cumplimos años nos volvemos más tolerantes, dejamos a un lado el orgullo y aprendemos a escuchar. El sesentón Capello no iba a ser una excepción. A su innata inteligencia une ahora una capacidad de rectificación que sería impensable hace una década. Fabio ha tardado dos semanas en ver que Reyes es, hoy por hoy, el jugador más desequilibrante en ataque, pero lo ha visto. Le ha costado mes y medio comprender que con Diarra y Emerson el juego no fluye pero, al fin, opta por incorporar un tercer elemento en esa zona: Guti. Y también ha comprendido que Robinho aporta el entusiasmo en la grada que jamás alcanzará Cassano.
Todo eso, y algunas cosas más, transformaron a un Madrid romo y aburrido en un equipo esperanzador. Incluso hay que darle la razón en su tozudez al mantener en el equipo a Raúl. Lo que el capitán ha perdido en capacidad rematadora, lo ha ganado en un sacrificio supremo para alentar a un equipo que todavía no cree en el nuevo proyecto. A Raúl le hizo daño lo de tirar del carro pero, si alguna vez eso ha sido un tópico, es en las últimas semanas. Capello no ha renunciado a su principio básico de tener un conjunto armado pero va entendiendo que el Madrid tiene que dar espectáculo. Paciencia.




