NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Robinho, el márketing y los mayores

La semana pasada llevé a mi hijo de seis años a hacer el tour oficial del Bernabéu. Al final del trayecto te hacen una emboscada. La última parada es la tienda oficial del Real Madrid. Mi hijo, a su vez, me acorraló a mí, pidiéndome que le comprara la camiseta del Madrid. Acepté, incluso sabiendo que dejaría sin comer a la familia una semana. Cuando le pregunté qué nombre quería llevar en la espalda me contestó sin dudarlo un instante: "Beckham". Pero se lo pensó dos veces, frunció el ceño y dijo: "No, no. Robinho. ¡Robinho, papi!". Y pensé, bien, mejor. Y pensé, además, aquí está -en vivo y en directo- el cruel mundo del márketing: Beckham pasando de moda ante mis ojos, dejando camino al juvenil Robinho.

Dos días después (dos días en los que mi niño se negó a quitarse la camiseta) estamos viendo el comienzo del partido del Madrid con el Levante en la tele. "¿Dónde está Robinho, papi, que no lo veo?", me pregunta mi hijo, perplejo. "No juega, parece". "¿Cómo que no?", me pregunta indignado. "¿Cómo que no?", repite, triste, dolido, como traicionado por el misterioso proceder de la gente mayor. No sabía qué contestarle. Miré a Raúl, miré a Cassano. Recordé el partidazo que había hecho Robinho en el Brasil-Argentina de hace un par de semanas y no supe -como tampoco lo sabría al empezar el encuentro contra el Lyon- qué decir. Señor Capello, ¿me ayuda con mi hijo, por favor?