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"Cuenta de verdad lo que fuimos"

Es lo que le pide un moribundo soldado de los Tercios a un compañero narrador de las andanzas del capitán Alatriste, tanto en las novelas de Pérez Reverte como en la adaptación al cine de Agustín Díaz-Yanes . No es tarea menuda contar lo que fuimos. La historia nos cae encima. No es algo que elijamos o podamos obviar. Podemos aprender de ella; pero la mayoría de las veces unos pocos tratan de que parezca mejor de lo que es. Por supuesto, en beneficio propio. Algo sabemos de aderezar la historia a gusto del que manda, práctica en la que no somos una excepción. Parece que se está diluyendo aquella ciclotímica relación con nuestra historia en la que durante un siglo nos avergonzábamos de ella y en el siguiente la enterrábamos hasta desfigurarla por completo.

De esa maraña de hagiografías y leyendas negras comienza a surgir una mirada más equilibrada y desprejuiciada hacia nuestro pasado. A ello están contribuyendo un puñado de literatos, cineastas y otros artistas que se asoman al pasado en busca de buenas historias. Doy fe que las hay. Sólo el Archivo de Indias de Sevilla es en sí mismo un auténtico filón de aventuras, hazañas y descubrimientos ocurridos a raíz de la llegada a América y protagonizados por tipos como Sarmiento de Gamboa, Cabeza de Vaca, Balboa, Cortés y tantos otros. Nada más equivocado que juzgarles con nuestros parámetros. Era otro tiempo, con otros valores. Se trata de comprender, no de juzgar. Y a eso nos ayuda por ejemplo Alatriste. Diego y la Selección de baloncesto han sido lo mejor de este verano. Está muy bien que podamos asistir, sin avergonzarnos, a una película de aventuras sobre hechos de nuestra historia.

No deja de ser deprimente comprobar que hace 400 años ya había corrupción y tráfico de influencias, que mientras a los soldados se les enviaba a Flandes, a defender la única religión verdadera, su soldada se empleaba en palacios y fiestas. La frase de Diego Alatriste y el alguacil, malheridos, refleja esa moraleja: "¿Por qué al final nos matamos los mismos entre nosotros?" Corruptos y héroes, dignidad y picaresca. De todo estamos hechos. Estoy seguro es de que a muchos de esos tipos anónimos les iría como un guante la definición que se hace del capitán Alatriste: "... No era el hombre más piadoso, ni el más honrado. Pero era un hombre valiente".