Reyes-Capello, la poesía o la prosa
Lástima que no llegaran ni Kaká ni Zambrotta, pero en cuanto a Reyes, la lástima habría sido que hubiera venido. No tanto por el Real Madrid, sino por él.
Reyes intentará disimularlo cuando aparezca en el Calderón (si es que aparece) pero debemos suponer que se sentirá decepcionado de no haber fichado por el Madrid. Que no lo esté. Hubiera sido un error. Cualquier posibilidad de revitalizar su carrera después de su fracaso en el Arsenal (no hay ningún aficionado del equipo londinense que se lamente si se va, créanme) se hubiera esfumado. El andaluz es joven, veloz y posee un talento excepcional. Todavía es posible que, en el entorno adecuado, demuestre todo su potencial y se convierta en un gran jugador.
Pero el Real Madrid habría sido la muerte. Reyes y Capello representan dos conceptos del fútbol irreconciliables. El cielo y la tierra. La poesía y la prosa. Si la directiva del Madrid se hubiera empeñado en ficharle, Capello lo hubiera sentado gran parte de la temporada en el banquillo junto a Robinho, Cicinho, Guti y -si se queda Ronaldo- Raúl. Y, para un jugador inseguro, necesitado de confianza como Reyes, no habría peor condena.
No, lo mejor para Reyes es que se vaya al Atleti. O incluso que se quede con Wenger en Londres. Quizá, tras el partido del domingo en el Bernabéu, lo empiece a entender. Como lo va entendiendo la afición del Real Madrid.