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Los Ferraris y los tanques blindados

No ha empezado la temporada y ya se detecta en el madridismo un runrún de desencanto. Que el equipo no juega con fluidez, que el Barça juega mucho más bonito... ¡Pero, por favor! ¿Qué nos pasa? Primero, y como diría Capello, Roma no se construyó en un día. Y segundo, ¿qué esperábamos? Cuando se optó por el italiano como entrenador, ante pocas quejas de parte de la afición, por cierto, se optó por un cambio radical de filosofía. Se cambió el Ferrari -eso sí, un Ferrari fallón- por un tanque blindado.

Es verdad que en el Carranza el blindaje no fue lo que podría haber sido, pero en unas semanas funcionará. Con Emerson y Diarra (grandísimo fichaje, un Roy Keane africano y más veloz) colocados para defender a la defensa, no me sorprendería que el Madrid acabase siendo el menos goleado de la Liga; que se transforme en lo que ha sido el Valencia los últimos años: un bloque fornido que juega al contraataque con eficacia. Vale, motivos para la ilusión no parece haber muchos hoy. Pero recordemos que las bajas expectativas no son malas porque quitan presión al equipo y a la afición. Y si de repente el engranaje de Capello funciona, y si de vez en cuando Robinho (si le dejan jugar) nos da algún destello, pues la gente no tendrá nada en absoluto de qué quejarse.