Viendo el sol de medianoche

Raúl ya tiene su entorchado 100. Se lo merece. Son restos de una gloria pasada que se ha ganado con su sudor y sus goles. Villar seguro que también tiene ya la medalla de oro de la Federación Islandesa por hacerles el favor de llevar un equipo de campanillas a su conmemoración centenaria. ¿Y Luis? ¿Qué le queda al seleccionador del pestiño de ayer? Poco, muy poco. Si acaso el haber constatado que una de las cenicientas de grupo en la fase de clasificación para la Eurocopa dará guerra cuando juegue en casa.

Lo que no entiendo, sabiendo lo preparados que están nuestros rectores federativos, es cómo no montaron este amistoso cuatro semanas antes. Por esas fechas, el viaje de turismo hubiese servido para que contemplaran uno de los fenómenos de la naturaleza que se da cada año a mediados de julio, el llamado sol de medianoche. Sobrepasado el círculo polar ártico, a la altura de Cabo Norte en Noruega, el sol se pone pasadas las 03:30 y diez minutos después vuelve a salir. Islandia está en esa línea. Las fotos, con un sol anaranjado que apenas se esconde, salen muy apañadas. ¿Llegará el día en el que dejemos de perder el tiempo y hacer el canelo con estos partidos?