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Atenas, Dortmund y Tarragona...

Actualizado a

Con 20 años todos hemos hecho locuras más o menos inconfesables. La que protagonizó Portillo en Atenas la vio toda Europa y enamoró a muchos madridistas. Su golazo a lo Puskas ante el Panathinaikos (violento obús desde 35 metros) nos hizo ver en él a un cañonero diferente que, además, venía avalado por haber firmado casi 400 goles en La Fábrica de la extinta Ciudad Deportiva. Como el chaval es de carácter indomable, un año más tarde terminó de ganarse el respeto del star system al marcarle en Dortmund a Lehmann, el hombre que sentó a Kahn, un gol postrero y heroico que evitó que el Madrid hiciese un ridículo histórico en aquella Champions.

Florentino se encariñó con el chico, le ayudó a hacer currículo en la Fiorentina y le rescató en el mercado de invierno, con Queiroz en el banquillo. El portugués destruyó su sueño en la triste noche de Montjuïc (17-3-2004). Final de Copa ante el Zaragoza. Ronaldo, lesionado en Santander, le abría la puerta para el partido que debía iniciar la conquista del famoso trébol de nunca jamás. Pero Portigol fue suplente, Raúl y Guti jugaron de falsos nueves y los goles los tuvieron que meter Beckham y Roberto Carlos. Para evitar ser un canterano de la basura más, emigró a Brujas. Una docena de goles. Notable. Y ahora, al Nàstic. A Primera. Lo hará bien. Admito apuestas...