Calderón y Gil deben arreglarlo

Lo que todos tenemos claro es que este asunto no se ha llevado con buena cabeza. Cierto que Mijatovic pudo equivocarse al no valorar que a los madridistas de barra brava (mi amigo Pipo Agustín, José Manuel el Chato, Toñín El Torero, Santi, el de Puertollano...) les ofendía ver a la joya de la cantera defendiendo el escudo del enemigo por antonomasia. Pero Calderón, que actuó en nombre de esta buena gente, olvida que Pedja es su director deportivo con galones y poderes, los mismos que le han permitido traer a Cannavaro, Emerson y Van Nistelrooy, y estar a punto de vestir de blanco a Reyes y Diarra. Y no olvido las ventas de Portillo y Arbeloa, así como la cesión de Soldado.

Calderón debe seguir siendo un presidente a la inglesa, sentarse el lunes con Miguel Ángel Gil para ratificar el acuerdo de traspaso (si acaso, debería luchar por rebajar de seis a cuatro millones la cláusula de recompra) y fumar la pipa de la paz con un club que cada año le quita seis puntos al Barça y con un jugador como Torres, que será del Madrid tarde o temprano. Calderón y Mijatovic deben cerrar esta herida. Y Jurado, al Atleti...