Una manera diferente de atacar

Las pretemporadas en Centroeuropa tienen ventajas apreciables. Ofrecen clima fresco, buenas instalaciones y un aislamiento casi terapéutico del entorno, pero también van en el lote las tormentas rompeplanes. Ayer diluvió sobre el esperado debut de Van Nistelrooy y sobre el segundo ensayo servible de Capello. El agua encogió las primeras impresiones sobre el holandés, pero sí quedó la sensación de que con él el Madrid ha encontrado una manera diferente de atacar. Si Ronaldo se mueve en la ecuación potencia más velocidad más pegada, Van Nistelrooy ofrece una versión más clásica del ariete, con mejor físico, buen remate de cabeza, presión aceptable sobre los centrales y ese punto de frialdad que en los grandes nueves combate bien la propensión general a ver la portería más pequeña cuanto más se acerca uno a ella. Es goleador de un solo toque y no cabe esperar de él una participación constante en el juego. Pero el madridismo también aprendió, con Hugo Sánchez, a valorar futbolistas de este corte. Dejó un buen caracoleo por la izquierda con servicio desaprovechado por Gravesen. La desapacible tarde no le permitió más.

El ensayo también dejó la declaración de intenciones de Capello. Habrá doble pivote de cemento armado. De ahí el empeño en maridar lo antes posible a Diarra con Emerson, porque no veo a Guti en esa plaza con el italiano. Con ese muro de siete está seguro de no perder. Y para ganar cree que bastan cuatro. El problema es que el plan deja a demasiados artistas en el banquillo...