El nuevo Atleti ya tiene sentido
Acabé la temporada traumatizado, sudaba sólo de pensar en volver a soportar un partido del Atleti. Así, mis dos únicos intereses deportivos para este verano eran ver si Federer se decidía de una vez a cambiar a esa señorita Rottenmeier que tiene por novia y cuánto tardaba Torres en anunciar su adiós. Y lo tuvo casi decidido porque, si los aficionados estábamos hartos, mucho más lo estaba él sudando por tanta mediocridad. Seamos sinceros, era lo lógico: más dinero, más fama, algún título. Y hubo ofertas serias (Inter y Manchester) y que el club no se haga ahora el estrecho que pensó muy seriamente en ponerle un lazo y empaquetarle a Inglaterra por 35 millones.
Pero mandaba Fernando. Si él hubiera decidido irse, habría sido inevitable. Pero, al final, es un romántico que quiere más al Atleti que cualquiera de los torpes que han osado silbarle en el Calderón. Torres se queda porque está obsesionado con ganar títulos con su equipo y no con otro. Eso es compromiso. Y provoca que ahora no pueda esperar para ver al nuevo Atleti, con Agüero creciendo a la sombra del Niño y no sobreexpuesto como el nuevo mesías. El mundo rojiblanco ha recuperado la fe y eso no tiene precio. Eso es ser un símbolo, so que se puede llegar a ser en el deporte.