NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Edad de Oro del motor español

Quién me iba a decir hace veinticinco años que cuatro pilotos españoles podrían aspirar a ganar la misma temporada los títulos mundiales de 125cc, 250cc, MotoGP y F-1. Por aquel entonces, en 1981, el automovilismo era un deporte subdesarrollado que subsistía gracias a la Copa Renault... No teníamos a nadie en la Fórmula 1 ni soñábamos con ello. Nuestro mejor piloto internacional fue Jaime Sanz de Madrid, que quedó tercero en la Copa de Europa de Turismos. Se acabó. En motociclismo éramos los amos de las categorías pequeñas, con Tormo en 50cc y Nieto en 125cc (ganó su décimo título). En 500cc, 350cc y 250cc estábamos a la altura de la F-1: nada de nada.

Y me remito al año 1981 porque entonces empezaron a emerger los Carlos Sainz, Sito Pons, Aspar, Cardús y compañía, los padres biológicos de la era moderna del motor español  y,  por lo tanto, líderes espirituales de todos los pilotos que hoy pueden arrasar en Francia y Alemania. Por eso cuando veo ganar a Pedrosa, Lorenzo y Barberá al igual que Lucchinelli, Mang y Nieto en el 81, o liderar Alonso el mundial de F-1 como lo hacía Reutemann  tengo que acordarme de esta generación de los ochenta, la del Tecno-Pop, que salió adelante a base de mucho entusiasmo y calidad y muy poquito dinero. A todos ellos, además de a Nieto y patrocinadores como Repsol, Telefónica o Tabacalera (Ducados y Fortuna) les debemos gran parte de lo que ya podemos llamar la Edad de Oro del motor español, de la que tanto disfrutaremos hoy en Magny-Cours y Sachsenring.