Un prodigio, un símbolo, un misterio
El niño prodigio se va y San Mamés se queda huérfano, en busca de un nuevo ídolo. Ya nadie discutía ayer de Clemente, aunque el inesperado adiós de Guerrero pueda tener relación con la marcha de quien le hiciese debutar en la selección española. La versión pública es que este acuerdo se cocía hace tiempo. Las lágrimas del capitán, derrumbado, poco preparado para la noticia, delataron una solución muy reciente. Aunque también está la hipótesis de que para Julen su vida es el Athletic, de que se va sin ganar un título y relegado. Se queda entrenando en Lezama, donde está su casa, pero no es lo mismo.
E l símbolo más importante del club en las dos últimas décadas, en el que se apoyó un Athletic a la baja para sacar la cabeza a todos los niveles, económicos y deportivos, siempre ha sido un misterio. ¿Por qué sus primeros años magníficos de fútbol y goles no tuvieron continuación? Se habla de una lesión no bien curada, de sus limitaciones de velocidad, de que la eclosión de Raúl le sepultó. Real Madrid, Barça, Lazio, Milan... Todos querían ficharle y le pusieron delante contratos con las cifras en blanco. Acertó escogiendo al Athletic, donde le querrán siempre, al que entrenará hasta que quiera y quién sabe si no lo presidirá algún día. Fue un fenómeno tal de masas, tan perseguido por los y las fans, que se casó por sorpresa en enero, sin fotos, sin curiosos. Era una estrella mediática, acosada hasta tal punto que la Policía acordonaba sus salidas del autobús como si se tratase de un Beatle. Hay que quedarse con el futbolista, con esa llegada magnífica desde la mediapunta, el cambio de juego con ambas piernas... 116 goles de rojiblanco y un San Mamés entregado, le saliesen bien o mal las cosas.