El precio de perder a un amigo

El precio de perder a un amigo

Las Elecciones del 2 de julio se han cobrado muchas víctimas. Demasiadas. Se han confundido las lealtades, otros utilizaron la amistad como elemento de extorsión y, finalmente, algunos han roto lazos que parecían intocables hasta el fin de los días. Este último es el caso de Vicente del Bosque, cuya relación con Camacho ha quedado seriamente afectada tras este proceso electoral. No hace tanto que vi comer juntos, como hacían todas las semanas en El Molino, a García Remón, Pirri, Camacho, De Felipe y al salmantino, que fue elegido por los cuatro como el entrenador ideal para el proyecto de Juan Palacios. Del Bosque, íntimo de todos ellos desde hace más de treinta años, les dio las gracias por la confianza, pero nunca pronunció públicamente el esperado "sí, quiero". Eso abrió una profunda herida que ha desembocado en hemorragia interminable tras la dura derrota electoral.

Del Bosque hubiera decantado el desenlace de las urnas hacia Palacios si llega a anunciar su compromiso con Camacho a 48 horas de la votación en el Bernabéu. Pero Vicente también tenía sus razones. Nunca entendió que entrase Fernández Tapias en la directiva de Palacios (todo lo que se relaciona con Florentino le irrita profundamente) y optó por estar "al servicio del club gane quién gane". Al final, todos han perdido. Pero la derrota más dura no salió en el recuento de votos. Está en el corazón de cinco amigos que desde el 2 de julio ya sólo suman cuatro. Muy triste.