Recuerdo que hace unos meses escribí una columna que irritó a Florentino por el titular que elegí para ilustrarla: "El Madrid es de sus socios. ¿Qué socio fichó a Woodgate?". Nunca entendí un desembolso de 23 millones de euros por un central admirable pero con un historial médico que desaconsejaba por completo su fichaje. Lo más grave es que dos días antes de tirar casi 4.000 kilos por el inglés, el Madrid tuvo en su mano a Fabio Cannavaro. Sí, ese tarzán heroico que en el Mundial de Alemania está comportándose como si fuese Pirri y Benito en la misma pieza. Un muro granítico.

Conversé con un Florentino ilusionado: "Cannavaro es el capitán de Italia, lo que se uniría a nuestra colección de capitanes con Zidane, Figo, Beckham y Raúl. Además, nos sale barato". Y así era. El Inter sólo pedía 3,5 millones de euros por traspasarlo. Un chollo. Un negocio redondo. Pues no. Agua. Pobres ilusos. Un lumbreras se cruzó por el camino y decidió en apenas 24 horas que Woodgate era prioritario y que Cannavaro "es un viejo de 30 años que tiene estrés en la tibia". Supongo que el estrés era del tipo que frenó aquel refuerzo para asegurarse un buen negocio con el bueno de Woody. El irritado ahora soy yo. ¿Qué socio decidió no fichar a Cannavaro?