Los clubes de la ACB se han dado cuenta, por fin, no de que venga el lobo, sino de que ya está aquí. Y digo por fin, porque sólo asumiendo que la liga ACB ha tocado fondo se puede poner remedio a la crisis. Las primeras llamadas han comenzado a cruzarse. "¿Viste las audiencias de los playoff? Y el año que viene sin media Selección, que se nos va a la NBA. Estamos muertos". Pues sí. Las audiencias a que se refiere revelan que la media ha sido de 526.000 telespectadores, y gracias al cruce del Madrid y el Barcelona en cuartos, porque la final se quedó en 450.000. Cuando un club llega a una empresa para que le patrocine, la primera pregunta que recibe es: "¿Y usted qué audiencia tiene?" Contesta que medio millón y aún se están riendo.

Pues ése es el problema que afrontan los clubes ACB. Mejor dicho, la mayoría. Madrid y Barcelona se salvan, porque paga el fútbol. Otros son de entidades bancarias, como el actual campeón, o generosamente subvencionados con dinero público, como el actual subcampeón. El resto, a sobrevivir. Como los aficionados han rechazado el sistema de competición, pues los clubes apenas ingresan dinero de la televisión ni de los patrocinadores privados, que comienzan a huir de la ACB. El último, Adecco. Estudiantes trata de sustituirlo con IFEMA, participada por el ayuntamiento de Madrid, la Comunidad y la Cámara de Comercio, es decir, más fondos públicos para una liga que se hace llamar profesional pero que vive de la caridad.