Renovación para seguir soñando

Luis Aragonés es buena gente, tan buena gente que incluso empeñó su palabra para arengar a un equipo acostumbrado a perder. Su estrategia, desde que es seleccionador, ha buscado siempre cambiar la mentalidad derrotista. Por eso dijo lo que dijo. No le valía otra cosa que no fueran las semifinales mundialistas. Si no se cambiaba la tendencia, no merecía la pena seguir. Pero en Alemania, sin conseguir estar entre los cuatro mejores, sí se ha cambiado el panorama. Incluso en asuntos tan importantes como el propio resultado final. Por eso resulta plausible que en la Federación hayan apostado fuerte por Luis y le hayan hecho ver que, por encima de su palabra, están los intereses de la selección. La cita mundialista no ha dejado el país dividido en dos bandos, como en otras ocasiones. Por primera vez en años sabemos a qué jugamos. Del mismo modo, el seleccionador ha realizado una apuesta valiente por jóvenes jugadores que deben ser la base en los próximos cuatro años.

Además, Luis ya conoce cómo se comportan todos y cada uno de los futbolistas ante una cita como un Mundial. Quién se ha arrugado y quién no, quién ha puesto caritas ante alguna suplencia... Tiene, además, las manos libres para hacer y deshacer en la planificación y estructura técnica federativa. No necesita echar nuevos órdagos, basta con que mantenga la ilusión de juvenil que ha mostrado y que haga un equipo implicado y ganador para volver a ilusionarnos en la próxima Eurocopa.