Dedicado a los que se arriesgan
Echar por tierra a los que se arriesgan, y a veces pierden, en empeños fallidos y quijotescos debería hacernos reflexionar sobre la postura rastrera de quienes lo hacen". Esta frase no se refiere a ciertos comentarios sobre la actuación de la Selección española o a otros precedentes que daban por muerta de puro vieja a la selección francesa y "acabado" a Zidane. Lo cierto es que esta frase, del prestigioso ensayista Peter Mathiessen, se refiere a los juicios poco generosos y crueles vertidos sobre la desgraciada expedición de Scott. Envuelto en turbios humores tras la derrota de nuestra Selección, me puse a escribir esta columna con la idea de tornar la tristeza en esperanza. Y recordé esta frase sobre lo injusto que se fue con la expedición británica. A veces, incluso yo mismo me he excedido criticando la falta de análisis y flexibilidad del capitán Scott, orillando lo que de heroico tuvieron enfrentándose a las condiciones más duras del planeta.
Aún con sus errores, aquellos hombres valerosos supieron morir con dignidad tratando de poner los pilares de una sociedad más justa y adelantada, donde imperase el conocimiento y otros valores por los que creyeron que merecía la pena entregar la vida. Y aunque no lo viesen, lo lograron. Entre todos ellos destaca uno de los que murieron al regreso del Polo Sur: Edward Wilson, responsable del proyecto científico de la expedición. El doctor Edward Adrian Wilson poseía la cabeza mejor amueblada de la expedición y era el apoyo incondicional del capitán Scott. Suya fue la idea de ir a buscar en pleno invierno huevos de pingüino emperador, del que hablamos hace una semana, en un viaje calificado como "el peor viaje del mundo". Y, probablemente, lo fue. Era un ser bondadoso, un artista de talento y un científico consagrado a la búsqueda del conocimiento.
Tal vez, los 16 kilos de piedras recogidas como muestras científicas, encontrados en el trineo que arrastraban, fuesen claves para que no llegasen vivos a su destino. El camino del conocimiento no ha sido fácil. Ni tampoco el de la victoria. Pero gracias a aquellas derrotas y a aquellos hombres, hoy somos lo que somos. En el recordatorio que le hizo su familia, dos frases: "Luchar, buscar, encontrar y no rendirse jamás" y "hechos y no palabras". Ambas me han hecho recordar que para juzgar debemos ser más generosos, pues los frutos se recogen mucho más tarde.