Cesc Fábregas no olvida la noche del 21 de febrero. Ese día jugó por primera vez en el Bernabéu. Un gol de Henry dejó medio noqueado en la Champions al Madrid, pero la afición blanca premió al catalán con una sincera ovación por su fútbol de toque, control, pase y llegada desde atrás. Tras el partido cenó con su agente, Joseba Díaz, y le fue muy explícito: "Por favor, si logras este verano que me fiche el Madrid me harás muy feliz".

Algunos me recordarán que Cesc se formó en la cantera del Barça y que parece improbable que quiera vestirse de blanco de una forma tan apasionada. Pero conviene matizar que el caso Etoo no es único en su género. A Cesc le dejaron marchar al paraíso de talentos fabricado por Wenger en el Arsenal sin que nadie en Can Barça se echase las manos a la cabeza. Ayer, tras cerrar Joseba con Mijatovic un acuerdo por cinco años, telefoneó al joven crack, que estaba en la capital: "Cesc, palabra cumplida. A partir del lunes tendrás muchas posibilidades de fichar por el Madrid...".