Belén nos enseña que la vida es un estado de ánimo

Si hace una semana fueron Nadal y Alonso, ahora es la Selección la que nos infunde un estado de ánimo que trasciende un partido de fútbol para mitigar que tantas veces la vida es, como dice Sabina, "la mierda que ha sido". Hace unas noches el telediario nos lo recordaba: unos ladrones que salen en libertad al día siguiente, secuestros de niños, la misma bronca en torno al Estatut, terroristas... Es demasiado incluso para los optimistas. La Selección nos reconcilia con la vida. Oigo a Relaño: "el fútbol es un estado de ánimo", mientras por la tele veo a la gente en la Plaza de Colón. En efecto eso es la vida: un estado de ánimo. Como dice el psiquiatra Luis Rojas Marcos, la fuerza del optimismo determina en buena medida nuestras vidas. Hoy España es optimista. Cuando más nos hace falta.

La vida es eso que nos pasa mientras hacemos planes, dicen que dijo Lennon. Así que en nuestras manos sólo está la manera de afrontar lo que nos pasa. Hay quien se rinde al destino o quien desafía sus zarandeos con voluntad. Nuestra amiga Belén Molina es, sin duda, del equipo de los segundos. Junto a nuestra compañera de Al filo... Carmen Portilla, responsable del equipo de buceo, han puesto en marcha un proyecto de ayuda a parapléjicos a través del buceo. Todo comenzó cuando ella misma se convirtió en un número más de esas brutales estadísticas de accidentes de tráfico. Tras meses de rehabilitación y unas secuelas para siempre, Belén ha retomado su vida y su pasión, a la que ha decidido dotar de una perspectiva solidaria. Belén y Carmen pretenden descubrir a los parapléjicos una aventura submarina, un universo nuevo en el que volver a ser totalmente libres. Bajo el agua todos somos igual de discapacitados. Ahí abajo, las murallas insalvables se diluyen. Proyectos como éste nos ponen de relieve que las peores fronteras son las que nosotros nos empeñamos en construir y mantener.