La única posibilidad de que las elecciones para la presidencia del Real Madrid se liberen del actual tufo de sospecha es que los candidatos alcancen un pacto para modificar el formato actual del voto por correo. Quien se desmarque del acuerdo quedará en fuera de juego y habrá que pensar que se siente beneficiado por un sistema que impide la limpieza del proceso electoral. Admitir que el sistema no es bueno pero señalar a continuación que los Estatutos están para cumplirlos es un ejercicio de cinismo que hubiera impedido en la historia de la humanidad reformar ley alguna.

El hecho de que Ramón Calderón se haya proclamado estandarte del reformismo (él ha promovido la presentación de una demanda) favorece poco el consenso. Calderón formaba parte de la Junta que aprobó estos Estatutos y los otros candidatos consideran que eso le desacredita. Sin embargo, sería un error inmenso no unirse por ese motivo. Una utilización sensata del voto por correo, que impida la patética recolección de papeletas por parte de las candidaturas y que reduzca la influencia de este sistema en comparación con el voto presencial igualaría muchísimo las elecciones. Tanto, que podría ganar cualquiera de los cinco candidatos. Dejar las cosas como están reduce los favoritos a un par y compromete la legitimidad del próximo presidente del Madrid.