Luis siempre ha tenido un plan

Ahora que ha llegado el momento de debutar en el Mundial, se puede contar. Luis Aragonés me confesó cuando fue nombrado seleccionador nacional que aceptaba únicamente el cargo porque estaba convencido de que podíamos ser campeones del mundo. Me dijo más, me dijo que no había conocido una generación de jugadores que, a tan temprana edad, estuviesen tan preparados para tal gesta. Insisto, eso fue hace dos años. Los nervios de verse ahí, las dudas que siempre tuvo en algunos puestos (banda izquierda) y la presión mediática, han podido hacer ver en los últimos días que Aragonés estaba un poco perdido. Todo menos eso. Sabe lo que quiere y está convencido de que el único camino es el buen trato del balón.

Pero también sabe que nos falta cultura ganadora, que aún no dominamos los tiempos cuando jugamos con el marcador a favor, que no somos cancheros, como los argentinos. Y eso es lo que le pone de los nervios. A la repesca fuimos por un balón regalado en el centro del campo. En Estados Unidos y Corea caímos en cuartos por no machacar al rival cuando pudimos. Ahora me viene a la memoria la famosa escena de Luis con Reyes, o la del otro día con Cañizares, o tantas otras donde El Sabio se encara con los jugadores para arengarles. Incluyan todo eso en el trabajo permanente que el seleccionador ha hecho para que crucemos la línea que separa a un buen equipo y a un equipo ganador. Hoy veré tranquilo el partido porque sé que Luis no va de farol.