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Estrellas en el atardecer de este mes

Para ver ese espectáculo no tendrá que poner la tele. Basta con dedicar unos minutos del atardecer en este mes de junio en dirección oeste para disfrutar de un fascinante espectáculo, más astronómico que las fichas de las estrellas balompédicas que brillarán en Alemania. Por si fuera poco, no nos va a defraudar. Será un espectáculo auténticamente galáctico aunque no estén Ronaldo o Zidane. El caso es que, con la luna creciente como testigo, tres planetas, Mercurio, Saturno y Marte convergerán un poco por encima de la línea de horizonte junto a un enjambre de estrellas conocido como El Panal, que se encuentra a unos 600 años-luz de nuestro planeta.

Un telescopio de aficionado o unos binoculares potentes bastarán para disfrutar de esta visión. Además del puro placer estético que nos proporciona una vez más la Naturaleza, podremos sentirnos como aquellos sabios que miraban al cielo para comprender que querían saber más para temer menos. A ellos está dedicada la Feria del Libro de Madrid. La Ciencia es la gran protagonista de este encuentro multitudinario con el placer de leer que cada primavera llena el Retiro de tentaciones encuadernadas. Allí quizá nos podamos topar con otra alineación de estrellas, auténticos clásicos cuya lectura, como ha dicho el historiador y académico José Manuel Sánchez Ron, equivale a "comprometerse con el futuro" y a "ser leales con todos aquellos que vendrán después de nosotros".

En un tiempo en el que la palabra progreso se utiliza como arma arrojadiza está bien recordar a los que de verdad nos hicieron progresar. En los estantes nos aguardarán desde el griego Euclides al romano Ptolomeo o al perseguido y tozudo Galileo. De Newton y sus leyes del movimiento (a lo mejor a Aragonés le viene bien recordar que "masa -¿de goles?- es igual a fuerza por aceleración") a Darwin o Wegener, autor de la teoría de la deriva de los continentes o Einstein y su Teoría de la relatividad. Nos explicaron el universo, y nuestro lugar en él. Nos explicaron nuestra mortalidad y nuestra capacidad de indagar, de adentrarnos en lo desconocido. Somos, básicamente, monos curiosos. Y emprendedores y aventureros. Es mucho lo que debemos a estos estudiosos, incluso en sus errores, que supieron limpiar su mirada de supersticiones y dirigirla hacia al infinito desde la orilla del océano cósmico con forma de planeta.