Nunca he creído en gangas
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Valga la aseveración que titula esta columna como un pensamiento que se puede aplicar especialmente en período electoral. Ni hay mirlos blancos, ni duros a peseta. La voracidad de los intermediarios, el hambre de votos y el egoísmo de los futbolistas, acaba colocando en la palestra a lo más variopinto del mercado. Todos buscan despedazar a la Juventus.
Pero el precio de las piezas sigue estando por las nubes. El que más me llama la atención es Capello. Es el entrenador veleta. Se marchó sin que nadie le echara, dejando tirado a Sanz. Aseguró que no volvería e incluso dejó entrever su jubilación. Ya, ya. Se deja querer por todos y será el primero en abandonar si la Juve desciende. Del resto, incluido Ibrahimovic, tengo la idea de que no merece la pena perder la cabeza. Dudo que Zambrotta o Trezeguet puedan hacer ganar las elecciones a un candidato. Y Capello, menos aún.




