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El Mundial que le falta a Alonso

Dicen que en la F-1 hay tres tipos de circuitos: rápidos, lentos y Mónaco. En los primeros ganan quienes están preparados para hacerlo, pero en el circuito monegasco solo lo hacen los que están favorecidos por la gracia del Señor. Ayrton Senna, vencedor en seis ocasiones, estaba convencido de ello. Mónaco es el Ritz o el Palace de los circuitos, una gymkhana endiablada en la que los boxes atufan a Chanel y las azafatas son sustituidas por príncipes y princesas.

Montecarlo no se asemeja en nada a otro gran premio. Tiene fama de muy peligroso pero sólo un piloto ha fallecido entre sus interminables guardarraíles, Lorenzo Bandini en 1967. Se habla de carreras con adelantamientos y duelos emocionantes cuando en realidad suele ganar el que sale primero. Es la meca de los pilotos más precisos, tipo Senna, que ganó una apuesta con sus mecánicos al romper una cerilla incrustada en la valla con la única ayuda del neumático de su monoplaza. Un envoltorio tan glamouroso que ha convertido este gran premio en el otro Mundial; un campeonato a una sola prueba que sólo han podido ganar pilotos de la talla de Nuvolari, Farina, Ascari, Fangio, Hill, Stewart, Lauda, Prost, Senna o Schumacher. Todos ellos han sido campeones del mundo y de Mónaco, ése otro título que Fernando Alonso todavía no tiene y que ojalá consiga hoy.