Mucho tiqui y poco toque
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Luis siempre gusta de variar una o dos posiciones sobre lo que pronosticamos los periodistas en la vispera. Ayer la sorpresa fue Albelda, sorpresa doble porque, además de dejar en el banquillo a Xabi Alonso, renunciaba en parte al tan anunciado juego de toque. Con Senna, Cesc y el mencionado Albelda, el equipo iba a tocar, pero el balón no iba a correr lo necesario. Porque con gente menuda, está bien pensado que juguemos con mucho toque para superar a los que nos ganan en poderío físico, pero esa elaboración a base de técnica debe tener un fin: que el balón llegue en condiciones a los tres puntas. Y eso no se vio en ningún momento en Albacete.
El seleccionador se debió quedar tan descorazonado que cambió a los tres del centro tras el descanso. Por desgracia, mismo resultado. Puestos a buscar algo positivo, nos quedamos con un par de apuntes de buena conexión entre Villa y Torres, muy poco para jugar una hora juntos. También me quedo con la agresividad de Cesc y con la seguridad defensiva. Pero los partidos se ganan con goles. Y eso hace tiempo que escasea. Por esa sequía nos vimos obligados a jugar una repesca y por eso mismo empezamos a cavilar si el Mundial no será tan festivo como presumiamos.




