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El chaval de la señora Isidora

De la Morena vive empeñado en ser Joserra, quizás por eso encaja malamente los usted de la chavalería. Ayer llegó temprano a Alcobendas, apenas pasaban diez minutos del mediodía y el acto estaba fijado para las 12:30. Manolete y servidor obramos de improvisado comité de bienvenida a la puerta de Casa Ferrándiz. Saludó como se hace en los pueblos (al menos en el mío): apretón fuerte de manos mirando a los ojos. "No te conozco, pero te he leído". Veinte minutos después un ejército de corbatas invadía la primera fila para escuchar al chaval de la señora Isidora. Presumió de lo que ya sabíamos (su Atlético, su pueblo, su gente) e insistió tanto en que "hay mucho de suerte en lo mío"que al final acabamos por no creerle. La mayor de sus suertes, sin duda, esos amigos que le tiraron un salvavidas tras echar un pulso hace años a alguien con corbata.

Don José Ramón, crió un periodista sin saberlo. Quería un juez y casi educa a un Guardia Civil. Pero Joserra se enceló con eso de la radio. Ayer evitó elegantemente nombrar a García ("la competencia, el otro") "porque sobra crispación". Y acabó desmitificando el periodismo: "La gente es de la SER, no de De la Morena. Alguno dice que el éxito es trabajar una hora más que el resto. Y no es así. Aquí todos trabajan como bestias". El éxito, como todo el mundo sabe, es proporcional a las velas que pone a San Antonio nuestra señora madre. A la mía se lo van a decir...