Raúl se enfrenta a su leyenda

Estar muy visto es sinónimo de vejez en el fútbol. Hace meses, mucho antes de la lesión, Raúl ya peleaba contra eso y contra el peso de ser una leyenda del madridismo en activo. El número de partidos disputados, sus goles, la fantasía desplegada en su juventud, el permanente desgaste en busca de acosar al defensa, están presentes en la mente del aficionado para lo bueno y para lo malo. Lo bueno ya pasó y lo malo ya ha llegado con un par de años de anticipación. Porque el primero que no se debe engañar es Raúl. Ahora mismo en la calle está el debate de si debe ir o no al Mundial, si está acabado o no. Que sea duro no significa que no haya que afrontarlo sabiendo que muchos piensan así.

Por eso Raúl puede ser decisivo en el próximo Mundial. Sabe que, más que tapar bocas, tiene que reivindicar su condición de veterano. Incluso debe de estar preparado para ayudar al equipo desde el banquillo. Con Luis no va a tener problemas porque, jugando de titular o sin hacerlo, los galones son suyos. Ahí, el seleccionador no tiene dobleces. Ayer, el delantero dio una de las claves para esa cita de Alemania: llega más fresco que nunca, es la primera vez en su carrera que ha parado tres meses, que se presenta en una gran cita con 30 partidos en sus piernas, en vez de 70. Ojalá le salga bien el envite. Parecidas exigencias se han llevado por delante a Zinedine Zidane, cuatro años mayor que Raúl.