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Lorenzo y Barberá no están locos

Si yo fuera Lorenzo, Barberá, De Angelis y Aoyama, y un tal Paul Butler con su colega Claude Dennis, en nombre de la FIM, me dicen que "os estáis volviendo locos", sin dudarlo un segundo les daría una palmadita en la espalda y les mandaría al carajo. Butler y Dennis son dos ejecutivos que se ganan la vida a costa de los pilotos desde cómodos butacones, un director de carrera y un presidente de la comisión de velocidad de la FIM que reciben un buen sueldo que proviene de la comercialización de un deporte en el que el riesgo y la velocidad son parte fundamental del espectáculo. Una competición que se basa en darle al mango e ir a saco en curvas, chicanes y rectas para entrar antes que nadie y ser el campeón. Esto son las motos y siempre han sido así.

Pienso que hay que tener mucha cara para decirles a estos chavales que éste es un deporte en el que hay que correr y tomar riesgos pero sin locuras. Vamos, que se jueguen el pellejo sin que se note, que vayan cepillados pero dando preferencia al que viene por la derecha y avisando con la mano cuando uno tenga intención de adelantar al otro. Lo de Barberá y De Angelis a 260 km/h en Turquía ha pasado y seguirá pasando, como lo de Aoyama a Lorenzo o lo de Elías a Rossi o los piques que han tenido entre sí los Rossi, Biaggi, Capirossi, Crivillé, Doohan, Schwantz, Rainey, Lawson o Gardner sin que nunca nadie les haya reprendido como a colegiales. No conozco a ningún piloto que quiera tirar a otro y menos si se puede caer también. El suelo está muy duro y hace mucho daño.