Yo digo J. J. Santos

Gloria al trabajo bien hecho

J.J.Santos
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Los árabes pusieron nombre a una flor que me transporta a Sevilla siempre por estas fechas. Ese olor a azahar no se percibe igual en ningún otro sitio. Eran tantos los sevillistas en Holanda que no me extraña que ese aroma a naranjo florecido inundara ayer la noche de Eindhoven. Seguro que sí. Embobado con el arte en estado puro por las galopadas de Jesús Navas y Adriano por ambas bandas, ensimismado en la inteligencia del equipo sevillano a la hora de defender a un Middlesbrough viejo y torpón, nervioso por ver que hubo media horita, la primera de la segunda parte, en la que parecía que el reloj no avanzaba, me vino a la cabeza un curioso enredo. El destino nos depara en ocasiones situaciones paradójicas. Les cuento.

Hace unos días me contó un pajarito que las desavenencias de Sandro Rosell con el cuerpo técnico del Barcelona llegaron en parte cuando quiso fichar al brasileño Luis Fabiano. Pues, zas, Luis Fabiano abrió la lata en el partido de ayer. Sin suerte, pero disfrutando de la final, uno que sí pertenece al Barça, aunque llevado dos años en el exilio: Saviola. Y para rematar el enredo, un políglota que habla cinco idiomas, llamado Maresca, que apuntilla el partido con dos tantos de clase y garra. Por cierto, ¿dónde estaban estos años los ojeadores de la Juventus o Milán? Conclusión, el fútbol es también territorio de currantes, de tipos vivos como Monchi, Del Nido y Juande que compran bien y venden mejor. Gloria al campeón.

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