Empataron porque ganó el respeto

La lectura positiva del empate de ayer, tanto para el Mallorca como para el Espanyol, es que evitaron que su rival sumase más. A partir de ahí, un empate les acerca obviamente a un descenso para el que ya están sentenciados Málaga y Cádiz. Los de Manzano le pusieron más salsa en la primera mitad, en un arranque en el que los perico parecían dormidos. Luego se equilibró la cosa, aunque hasta el descanso se pudieron contar pocas ocasiones. Y ese fue el motivo real del empate de ayer: se iguala porque los equipos tienen demasiado respeto a perder.

A estas alturas de la película, todos quieren ganar pero sin descuidar nada, y por eso no se arriesga. De modo que si no surge una ocasión aislada, como ayer la tuvieron ambos con balones sacados de la línea de gol, la victoria se convierte en una epopeya. En la segunda mitad nos pareció que jugó mejor el Espanyol, que el Mallorca se mostró más cansado, sobre todo en el centro del campo, y así el gol pudo llegar en algún contragolpe perico. Pero, como decíamos, es un empate justo por el respeto a perder. Y en el Espanyol se antoja decisivo ganar al Atlético para afrontar la final de Copa con sosiego.