Los kilos de Ronaldo no pesan
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El clásico es una prueba irrefutable del carácter de unos y otros. Guti, tantas veces reclamado por ciertos sectores, demostró una vez más que lo suyo no son los partidos grandes. Bueno, los medianos tampoco mucho. Lejos de mover a su equipo, volvió a perder balones en zonas peligrosas de forma desesperante. En la misma línea estuvo Zidane. Me cuesta escribir algo malo del francés. Por respeto y porque no me resigno a verle retirado. Algo parecido me ocurre con Roberto Carlos. Pero lo de ayer fue algo más que una broma. No necesito saber qué dijo o dejó de decir antes de ver la roja. Es una temeridad hablarle al colegiado, picarle, cuando ya tienes una amarilla. Otra cosa es que el árbitro sea pésimo, que lo es.
Pero entre ese marasmo de notas negativas, apareció Ronaldo. Tan bien estuvo, que el Camp Nou tuvo que conformarse con corearle lo de gordo, gordo, gordo. Era una forma enrabietada de intentar desmoralizar al que más daño les estaba haciendo. Algún torpe lleva meses buscando que Ronaldo se amargue y se vaya del Real Madrid. Ni el torpe tiene tanta fuerza ni Ronaldo es tan débil. Ayer lo demostró de nuevo. Cuestionar su calidad es tan temerario como lo que ha hecho López Caro con él en algunos momentos. Ronaldo, medio cojo, te nivela un encuentro y si está muy motivado, incluso te lo puede ganar. Del partido de anoche en el Camp Nou, me quedo con su coraje y, sobre todo, con su gol de artista.




