Ni acabado ni tampoco indiscutible

La generosa entrega de Raúl durante una década le otorga una serie de privilegios que muchos se resisten a reconocerle. Pero esa misma década hace que, hoy por hoy, no sea el jugador decisivo y desequilibrante de antaño. Mantengo una teoría y es que Raúl viene a representar la figura del jugador veterano. Me explico. Comenzó con 17 años, cuando la media de edad del debut suele estar en los 21. Esa precocidad tiene que salir por algún lado. Y salió para bien cuando se comportaba como un veterano con apenas 20 años y sale para mal cuando con 28 aparecen las lesiones.

Dicho esto, Raúl se ha ganado un respeto que ni el enemigo puede discutir. Ocurre que su recuperación coincide con la mayor crisis deportiva del equipo en los últimos años y hay que valorar si está primero el equipo o el jugador. Bastantes hipotecas arrastra el colectivo como para ver si Raúl va o no al Mundial. Puede resultar ingrato exponerlo con esta dureza. Recurrir a sus números en el clásico de nuestro fútbol para reclamar su titularidad se antoja egoísta. Tratarle como Pablo García cuando sale de una lesión, por poner un ejemplo, tampoco sería equitativo. La actitud del jugador puede ayudar al técnico.