Yo digo J. J. Santos

López Caro se bajó del burro

J.J.Santos
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Ronaldo no devolvió la ovación del Bernabéu porque la herida aún está muy abierta, pero al menos habrá comprobado que los reproches del estadio no dependen de lo que azucen o dejen de azuzar algunos. Para entonces la goleada estaba encarrilada. López Caro no cambió su rictus trascendente, pero también habrá llegado a la conclusión de que las críticas a sus experimentos con gaseosa estaban justificadas. La pena es que ha perdido dos meses en tales menesteres y la temporada se ha escapado entre los dedos. El día que los técnicos noveles dejen los ataques de entrenador para cuando hayan triunfado, su consolidación será más rápida. Y todo, sin necesidad de revolucionar nada.

No trago con la explicación de por qué no jugaron Cicinho y Robinho en Londres. Tampoco trago en que no tuviese mejores opciones que Gravesen para cubrir el centro del campo. Más me cuesta entender cómo ha desperdiciado a Ronaldo. Y lo de Beckham, como está de moda decir que tiene que jugar para vender camisetas, pues siempre resulta tentador dejarle un partidito en el banquillo. Y ocurre que prescindes del mejor pasador. Ayer jugaron los que están mejor según la teoría de Juan Ramón, y los que resultan siempre más desequilibrantes.

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