Capello garantiza títulos

Fabio Capello tiene una condición de la que quizá no pueda presumir ningún otro entrenador en el mundo: allá donde va sale campeón nada más llegar. Llegó al Milán, y en la primera temporada conquistó el Scudetto y luego la Copa de Europa. Se marchó a Madrid y en el año de su debut fue campeón de Liga. Luego aceptó dirigir al Roma, un equipo que, entonces, no podía soñar con el éxito. Pero también le hizo campeón. Fue el mejor año de Totti... y de Cassano, que ha dado lo mejor de sí sólo cuando ha estado a las órdenes de don Fabio. Desde luego, si Capello fue capaz de meter en cintura a Antonio Cassano es que puede hacerlo con cualquiera, incluido Ronaldo. Y tampoco hay que olvidar que esta temporada tiene la Liga en el bolsillo.

Capello trata a los jugadores con respeto, pero les exige al máximo. No hay pactos ni componendas. No hay camarillas. El equipo está por encima de las estrellas. Impone sus ideas y al que no acepta las reglas le vende al mejor postor para conseguir el dinero necesario con el que comprar a jugadores hechos a su medida, legionarios que obedecen sin rechistar. Tiene la cualidad de hacerse respetar por las grandes estrellas. Sin duda, es gracias a su fuerte personalidad, al poder que le da ante los jugadores el haber triunfado en la mayoría de los equipos en los que ha estado. No creo que el vestuario del Madrid se le fuera de las manos. Ha tenido que lidiar con muchos miuras a lo largo de su carrera. Le ha llegado el momento de darle al Madrid la Copa de Europa.