López Caro y sus pesadillas

En un partido tirando a mediocre, las internadas por banda de Cicinho y un par de apariciones de Baptista fueron lo único que hizo que nos removiéramos en el sillón. Suficiente para comprender que López Caro no haya pegado ojo tras el partido de Londres. Tiene tela que dejase en el banquillo a los dos tíos que parecen más en forma, justo en el partido del año, en el que se ventilaba la temporada. Pero ese insomnio se verá agravado esta semana cuando haga examen de conciencia y no encuentre argumentos para justificar su tozudez de poner como titular dos veces en cuatro días a Raúl. El capitán está a años luz de encontrar el punto de forma mínimo que se requiere en el fútbol profesional.

Si yo fuese Ronie estaría muy cabreado. Conmigo mismo por fallar lo que fallé y con los otros por no haber tenido la paciencia que tienen con Raúl cuando yo salí de las lesiones. Pero, sobre todo, con el míster. Ya me gustaría gozar de la misma bula que tiene Guti aunque cuanta más responsabilidad le otorgan, peor lo hace. Esa especie de indolencia que le lleva a fallar pases facilones, volvió a aparecer ayer en Mestalla. Y así, con tantas dudas, el Madrid volvió a ser un equipo ramplón que llega justito para arañar empates sin lustre.