No se debe romper este idilio
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Buenas vibraciones. El Atlético es un mar de tranquilidad, parece que todas las borrascas se han concentrado en la acera de enfrente. La plantilla y Pepe Murcia viven un idilio inesperado, que ojalá dure mucho tiempo. Eso será señal de que todo funciona bien y de que se van cumpliendo los objetivos. Nadie esperaba que el Atlético se rehiciera de la espectacular manera que lo ha hecho. Cuando se marchó Bianchi, el equipo era un cadáver andante, se encontraba sin confianza y en coma. Sus cracks necesitaban un entrenador y un psicólogo. Casi todos habían arrojado la toalla y bajado los brazos. Nadie creía en el equipo. Hasta su líder indiscutible, el Niño Torres, un tipo siempre infatigable, había caído en la apatía general.
Y entonces llegó Pepe Murcia, un entrenador de perfil bajo, un personaje modesto y trabajador. Y se hizo el milagro. El cordobés ha tocado la tecla que hacía falta y el enfermo se ha levantado como por arte de magia. El Niño Torres, salvo el apagón del Bernabéu, vale, ha recobrado la chispa, vuelve a ser el futbolista al que Luis vaticina grandes éxitos en el próximo Mundial. Y el delantero, que es listo y agradecido, ha señalado al banquillo. Ahí está el responsable de la metamorfosis de este Atlético. El Niño ha pedido que siga al frente del equipo el técnico que ha convertido a la plantilla en una piña. Sabe lo difícil que es conseguirlo. Yo también creo que no se debe romper este idilio que ha hecho al Atlético levantar la cabeza y aspirar a todo.



